domingo, 25 de julio de 2010

Corazón del Tiempo


Ahora las revoluciones ya no pelean contra los gigantes dictatoriales, parecería que nuestros adversarios han cambiado su camuflaje. Sin embargo el clamor de los pueblos y sus luchas milenarias siguen siendo tan valiosas como válidas. El peor enemigo es ese cruel sistema que privilegia la voraz capacidad financiera sobre la calidad humana. F.G.

El tiempo sigue incontenible su camino….

Como caprichos del destino, el cine sigue mostrado que no todo lo que se proyecta debe estar impregnado de efectos especiales o altas cargas sexuales. Sino más bien, se encuentra, si se busca bien, películas que muestran realidades de personas, que viven en contextos que aunque se tengan nociones de ellos, una cosa es saber y otra conocer, y con esto no estoy diciendo que una película o documental nos explique todo, sino que nos da una visión adicional de esa realidad.

Corazón del tiempo es una de esas travesías cinematográficas que nos muestra una situación particular; en este caso la vida en las comunidades en donde impera la visión de “otro mundo es posible”. Si…justamente esos lugares en donde no se respira rebeldía absurda, sino resistencia constante. Esas sierras lacandonas en donde los “compas” viven desarrollando una nueva forma de democracia popular. Esa misma revolución que lleva más de una década….la misma que fue comentada por Saramago en su oportunidad…..o esa misma insurrección que dista mucho de las de mediados del siglo pasado.

Los “insurgentes”, los del sur de México…esos mismos que llaman Zapatistas, regidos por las leyes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (o el EZLN por asuntos diplomáticos) nos permiten observar parte de su dinámica de vida. Que quede claro, puede que no diste mucho de la vida de un campesino de Guatemala, o cualquier otro sitio del mundo en “vías de desarrollo”.

El pueblo manda y el gobierno obedece, es una de las tantas consignas que pueden verse en aquellas tierras en donde se han declarado “territorios autónomos”… esos que han sido las preseas de más de una década de un movimiento diferente, que ya no solo usa las armas como medio de expresión, en un sentido estrictamente práctico, sino que ha optado por medios de comunicación en todas sus expresiones para hacer llegar sus ideas contra el “capitalismo”.
Dentro de la historia narrada en Corazón del tiempo, nos presenta algunas de las formas en que estos pueblos resisten, luchan y continúan con su proyecto alternativo, que ha sido tan polémico y a veces tan indiferente. Las formas de convivencia, la vida cotidiana, la siembra de maíz, el corte de leña, hasta aspectos un tanto más atractivos, la organización civil, las asambleas populares. Y su intima relación con el brazo armada del mismo EZLN, encabezado por Marcos, el Sub –ahora comandante- el mismo personaje que salió en una revista, o el que elabora discursos anticapitalistas.

Quién dice que las historias de amor son solo para las películas Hollywoodenses… Los campesinos, los subversivos, los guerrilleros, los compas, los insurgentes, los de la sierra…ellos también se enamoran y es una perfecta estampa de la esencia humana. Alejados de las rutinas de una vida “occidental”, nos muestra el ya conocido paisaje paupérrimo latinoamericano, ese mismo retrato que ha perdurado a lo largo de más de dos siglos en nuestros países.
Sonia, Julio y Miguel, son los personajes en torno a los que se teje esa pieza del cine, un triangulo amoroso, pero impregnado de rebelión, de otra forma de vida, de un proyecto alternativo. En donde se respeta la comunidad, se apegan a las leyes zapatistas, y se discuten los problemas entre todos. ¿Es acaso un elemento no muy recurrente en nuestras sociedades?
Una muchacha común, un dirigente civil de los pueblos en resistencia, y un insurgente (militante del EZLN), entretejerán sus destinos, en torno a una emoción, una idea, un sentimiento. Pero a pesar de esta proyección, nos permite observar otros elementos, quizá no tan novedosos, pero si interesantes, y es la vida de los pueblos que luego de la primera década del siglo XXI, aún continúan sus luchas de liberación, o al menos de derecho a elegir otra forma….otra mundo.

Con paisajes naturales –y por ese simple hecho hermosos- gente normal (ninguna acreedora de un Oscar o un globo de Oro) y situaciones normales nos proyectan situaciones que pasan por la narrativa, hasta convertirse en un elemento que es difícil creer que suceda en ese país del norte.
Y que decir de la música, recetas autóctonas, con un poco de mezclas, que hacen de su resultado un producto muy interesante. Que mezclan sentimientos con ideología de los pueblos en resistencia. Ese sentido de lucha tan impregnado en nuestras venas latinoamericanas, que es imposible no estremecerse cuando un ejército de hombres y mujeres se aglutinan para defender una idea, un proyecto.
“Estamos acá para ayudar en la lucha, no para dañarla.” Uno de los diálogos más puntuales como sorprendentes de la protagonista, -Sonia- en su decisión de seguir su sentimiento ante el dilema de no entorpecer la lucha de su pueblo por deseos particulares.

“Zapata Vive y Vive, -La Lucha Sigue y Sigue.” Es una de las tantas consignas que identifican a la fuerza zapatista, esa misma fuerza que empezó como un alzamiento armado allá por 1994, pero que ha extendido su lucha a aspectos de integralidad. Con un himno propio y extranjeros que llegan a sus poblados para vivir la utopía o al menos documentarla, parece ser que el EZLN ya ha podido consolidar un proyecto alternativo de convivencia social, en donde EL PUEBLO MANDA Y EL GOBIERNO OBEDECE. Pero al final de cuentas, el único juez objetivo será el tiempo, y se comprobará entonces si es que la resistencia zapatista depende del pueblo.

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