jueves, 18 de enero de 2018

Cerrar la ventana de un nuevo mundo


Cerrar la ventana de un nuevo mundo






¿A quién no le ha ocurrido sentir nostalgia cuando una buena historia llega a su final? Y no, no me refiero solamente a situaciones de la vida real, sino a ese sentimiento que nos genera terminar las páginas de una buena historia, de un buen libro. Y es que, habiendo tanta literatura en la actualidad, toparse con un buen libro resulta bastante relativo. Ya que hay tanta literatura como gustos y tipos de lectores, así que ostentar con presunción un criterio literario universal, resulta cada vez más “pretencioso”. Claro, dejaré por fuera de mi comentario a aquellos grandes eruditos de las letras que sí se dedican específicamente a la materia; más bien, me refiero a los millares de lectores aficionados que tomamos un libro con intención premeditada o simplemente porque nos cautivó algo del texto; aquellos que paseamos por librerías buscando autores específicos o aquellos aventureros y aventureras que sin tener un libro en mente, se embarcan en los océanos literarios de una venta de libros, con el único afán de tener suerte y realizar una buena pesca en los títulos escogidos.



Sin importar el caso, es indescriptible esa sensación de nostalgia que nos inunda cuando se llega al punto final de una buena historia, que ya sea por horas, días o incluso meses (según la velocidad del lector) nos ha cautivado; cuando se repiensan las características de los personajes que a través de la habilidad del autor, han podido hilvanar una historia creíble, lógica y ante todo bien narrada, que nos lleva  a imaginar mundos diferentes, extravagantes, históricos, pictóricos, ficticios, crueles, amenos, alegres….los epítetos son tantos que no se acabarían para describir las mil y una forma que un mundo creado, a partir de letras, puede adoptar. En fin, muchas veces sin importar la extensión del texto, sino más bien la habilidad creativa de quien la ha escrito, podemos trasladarnos a vivir momentos verdaderamente únicos al lado de nuestro personaje favorito, sentir en carne propia (a través de la abstracción del pensamiento) lo que va ocurriendo a lo largo de la trama que elegimos.



Pese a que ya es un autor famoso, Carlos Ruiz Zafón (CRZ), presenta una narrativa muy interesante, fluida, contextualizada, lógica y muy agradable para el lector, ya sea el asiduo o el principiante. Claro, seguro no está exento de críticas literarias, por su habitual ficción construida o por algunos detalles más bien históricos que pueden escaparse en la construcción literaria; sin embargo, he de mencionar que CRZ es, desde casi el inicio de este siglo XXI, uno de los escritores más afamados, y con suficiente razón, basta echarse un vistazo a la evolución literaria que ha tenido a lo largo de sus obras, para evidenciar la calidad narrativa que posee.



Para no divagar mucho,  he de mencionar que terminada una de sus obras iniciales (La trilogía de la niebla) he quedado encantado al conocer la etapa inicial de dicho autor, ya que mi primer texto de él fue “La Sombra del Viento”, un título que me dejó encendida la mecha de la curiosidad para ahondar en sus obras. Es comprensible la diferencia en la narrativa entre esas primeras obras y la misma reflejada en “La Sombra del Viento”, y es cuestión natural en cualquier escritor, es decir, se va prestando atención a cada vez más elementos que enriquecen la construcción narrativa, más allá de la trama misma.



Terminar La trilogía de la niebla, con “Las Luces de Septiembre”, me permite hacer una retrospectiva suficientemente amplia para reafirmar mi gusto por tal autor, por su calidad narrativa y por la evolución que ha mostrado en sus textos.



Como a casi todo buen lector, le gusta hablar (o en su defecto escribir) debo ser consciente y retomar el hilo conductor del título de este escrito, y es que luego de compartir las aventuras de Simone, Irene, Dorian, Ismael, Hannah sin olvidar por supuesto a Lazarus Jann, me queda la nostalgia recargada en la memoria de las historias que página a página fueron narrando, construyendo por un momento un mundo alterno, ficticio, mágico pero narrativamente coherente de un relato seductor y apasionado. La forma en que despide CRZ su historia es magistral, quizá para muchos nada innovadora, pero la carta dirigida a Ismael por parte de Irene resume su vida (no narrada) posterior a las aventuras vividas en el relato, lo cual compagina de manera perfecta con la apertura de la obra, la cual a su vez, es una carta de Ismael dirigida a Irene.



Es así como cierro una ventana, que en su momento fue hacia un nuevo mundo, el mundo primero creado por CRZ, hace ya más de una década; con la nostalgia de los tres relatos que componen una pieza fundida en una trilogía literaria, dirigida en su momento a un público juvenil, pero que por azares del destino, lo conocí de manera inversa, es decir,  de los libros más recientes hacia los más antiguos, pero vale decir que en literatura, no siempre es un elemento determinante el hilo cronológico, sino la intensidad con que se viven las historias que el autor, en unas cuantas páginas, nos presta para visualizar nuevas ventanas hacia mundos diferentes.


martes, 9 de enero de 2018

El encanto de las letras




El encanto de las letras


Sin tenerlo en mente, me encontré con un pedazo de mí, de mi pasado, de mi historia. Revoloteaba por mi vida una rutina incesante, insidiosa, necia; y de pronto, en un trozo de papel amarillento, casi invisible por el paso de los años, una dirección web, que por azares del destino llamó mi atención.

Y allí estaba, el código alfanumérico que me dirigiría a un viaje al pasado, el antiguo blog que un día sembré, y por diferentes razones dejé desfallecer en el ciberespacio, sin mayor cuidado que el de algunos esporádicos lectores, que por error o curiosidad, llegaron a ese simple y prematuro lugar, donde guardaba algunos de los escritos surgidos de algunas de las tantas ideas locas que rondaban mi cabeza años atrás.



Durante casi 5 años, ese pedazo de ciberespacio deambuló solo y olvidado, sin nuevas ideas que lo nutrieran, sin nuevos lectores que aportaran sus críticas, sus comentarios, sus perspectivas. 


He de confesar que no soy un bloguero experto, ni antes ni ahora, y menos considerando los miles de elementos que ahora enriquecen los blogs de alta calidad (y consumo); no, más bien, este espacio es un lugar en donde puedo soltar algunas ideas para que corran libremente por el Internet, con la única esperanza de recolectar ideas nuevas, frescas, diferentes.


Es así como tras un largo y casi mortal descanso de las letras, ese peculiar e inexplicable encanto que portan, me sedujo nuevamente para atreverme a escribir, con más conocimientos sobre la vida, y con la única intención de conocer y exponer ideas, perspectivas diferentes sobre hechos de la cotidianidad. 






viernes, 29 de marzo de 2013

El tiempo...incontenible.

El reloj continúa como verdugo perenne de la existencia, acortado la existencia o acercando la partida, eso depende de lo que hagamos o dejemos de hacer en el transcurso de la vida.
Hace tiempo ya que este espacio de letras, ideas, críticas y comentarios, inerte está, sin embargo las ideas plasmadas en otro papel, el real, quedaron listas para exponerse a lectores ávidos, curiosos y críticos. Espero retornar al laberinto placentero de la letras, esas que traviesas siempre revolotean en la mente de todos, en todas partes. Que el tiempo nos ayude a continuar con la faena creadora, de la poesía o la prosa, porque escribir es otra forma de vivir.




jueves, 7 de junio de 2012


Intolerancia y contradicción

Antes que nada debo disculparme con mis lectores, por la premura en que estas letras fueron escritas. Debido a la coyuntura de cualquier país del mundo, no es extraño que las ideas broten entorno a dichos fenómenos. Sin embargo, cuando me disponía a escribir sobre un tema cualquiera, un comentario escuchado por azares del destino o quizá por la premeditación cósmica, hizo girar mi atención hacia otro tema, fundamental y lleno de arquetipos falaces.

La homosexualidad más que un elemento “moderno”, debe ser abordado como una condición humana, pero no vista con compasión, repulsión o marginación, sino en todo caso con la óptica de diversidad, meritoria de respeto como cualquier otra.  Y es que estas líneas, para algunos quizá carentes de sustento teórico científico, surgen en el momento en que un fugaz comentario, con contenido altamente seudo-religioso, atravesó la atmósfera de un tranquilo y rutinario paseo en  un bugs de servicio público.
Cuando mi mente, divagando con cualquier trivialidad imaginable en una ruta con embotellamiento vehicular, escuchó el comentario feroz, impulsivo y casi mesiánico de un muchacho de aproximadamente 25 años, quién se hacia acompañar de una muchacha de similar edad, expresara las condiciones divinas que condenan a las personas “raras” (homosexuales) al desamor, ira y exclusión de un dios occidental, generó que me cuestionara dos elementos fundamentales. ¿Quién le habrá dado la potestad a cualquier ser humano formado dentro de la cultura occidental para interpretar de manera correcta e inequívoca la palabra de un ser intangible denominado Dios? ¿Y es que acaso existe una condición que permita sobreponer una doctrina que promulga el amor, como eje fundamental de su existencia, para la exclusión y marginación de seres humanos con diferente orientación sexual? Desde la óptica personal me resulta contradictorio que se promulgue el amor a través del rechazo, la humillación e incluso la aplicación de violencia y ofensas contra cualquier ser humano.  Y es que la doctrina cristiana occidental, en casi todas sus vertientes, profesa el amor y el perdón, y nos manda incluso a aceptar un tormento terrenal que garantiza un bienestar espiritual, pero que adolece de la tolerancia necesaria para aceptar diversidades sexuales, con la amplitud que esto implica.

El segundo elemento cuestionable es el machismo, el mismo elemento añejo y pernicioso de las sociedades, empleado como un disfraz para pertenecer a una sociedad que rechaza lo diferente, lo diverso, todo aquello que no se acopla a lo “socialmente” establecido. Al respecto, recordaré un comentario tan banal y rígidamente estructurado esbozado por el muchacho de cuya conversación surgió el presente escrito. De manera memorística y perfectamente articulado el joven declamaba los versículos del texto sagrado que, según él, condenaban a los homosexuales, lesbianas y cualquier otra persona con diferente preferencia sexual, a un castigo eterno; expresando en su argumentación que: “no es normal que a un hombre le gusten las flores, o que sepa decorar nada; si lo hace definitivamente es hueco” (término peyorativo utilizado en Guatemala para referirse a una persona homosexual). Es decir, la conducta del hombre, y de manera implícita la de la mujer, están socialmente pre fabricadas, y cualquier conducta, opinión o postura que se aleje de ella resulta siendo “rara”.

Para no ahondar en más detalles, que pueden ser debatidos desde muchas ópticas, expresaré que en ese momento justo, cuando el bus se detuvo en una parada solicitada, una sensación de cólera y frustración se apoderó de mi, porque comprendí que en esta aldea mundial, existen personas obcecadas, que privilegian más ideas que jamás han cuestionado y las anteponen a la misma dignidad humana.
Quizá las ideas expuestas anteriormente son muchas y muy dispersas, quizá se esté a favor o en contra, pero como siempre digo, no soy dueño de la verdad, sino un mortal que la intenta buscar.  Las ideas y las críticas siempre serán bienvenidas, porque de la interacción entre dos o más personas, la ganancia siempre será el conocimiento adquirido.

PD. Este artículo responde más a una mera necesidad de expresar mi opinión, que a los rígidos parámetros de la formalidad literaria. 


sábado, 26 de mayo de 2012


La incomprensible pero tentadora compañía de las letras

Hace ya algunos años que empecé con la curiosidad y una pasión, para aquel entonces, recién descubierta, la cautivadora pasión por escribir.  Aunque la monotonía de la vida cotidiana puede esclavizarnos con compromisos, tareas u obligaciones, siempre se encuentra tiempo para realizar esa tarea de satisfacción personal.  Escribir…para muchos implica una laboriosa y no remunerable tarea del sujeto pensante, pues en un mundo tan ajetreado y comercialmente fugaz, las reflexiones más parecen tarea de semidioses que de simples mortales que buscan, a través de las diversas expresiones literarias, compartir una idea o polemizar en torno a diferentes problemas. Entiendo problema como algo cotidiano y no necesariamene un ejercicio de metateorización, como muchos creen.       
Volviendo la vista atrás, al ver algunos escritos con fechas pasadas significa nostalgia por los tiempos en que la escritura era una faena casi cotidiana, pero también una satisfacción al ver como el proceso de crecimiento biológico de toda persona, lleva implícito un sentido de maduración ideológica, personal y profesional. 

Con el auge que han tenido diferentes redes sociales, de diferente tipo y con grupos objetivos muy diversos, el escribir se ha vuelto una acción tan fácil pero a la vez tan vacía; y es que no defiendo una represión de la expresión, pero tampoco abogo por una simple impresión de caracteres virtuales para expresar ideas poco coherentes o hasta ofensivas.   

Al estar con tanta letra que fusionadas crean palabras, los temas que he de llevar a la palestra son tan diversos como infinitos, pero valga enfatizar que el presente y breve escrito es para expresar, o al menos plantear, como la incompresible pero tentadora compañía de las letras es lo que sirve de motivación para algunos de nosotros, para apropiarnos de espacios, aunque sea digitales, y llevar a cabo una tarea creadora: escribir.  Y lo hacemos no porque estemos cegados con el mito de la razón absoluta, sino como un intercambio enriquecedor de ideas con personas que poseen diferentes paradigmas. He así pues, que espero retomar el papel y pluma (teclado qwerty) para lanzar ideas y aceptar críticas, como bien se bautizó el espacio donde ahora nacen estas palabras. Desde ese lugar, único, llamado Guatemala. 




domingo, 1 de mayo de 2011

Las luchas infantiloides por una revolución

Nuevamente el calendario, caprichoso y soberbio, ha marcado un primero de mayo. Día en que se conmemora las gestas heroicas de la historia en donde trabajadoras y trabajadores ofrendaron algo más que sus vidas para la dignificación de la clase obrera.
Aunque en los anales de la historia se registran de manera secuencial aquellas fechas que han quedaron en la memoria del colectivo –a veces inconsciente- para que más allá de la mera carga simbólica que conlleva cada caminata anual, se concretice y materialice en la lucha constante de la clase obrera, en búsqueda de su cohesión y activación en pro de los objetivos y principios que se mantiene, que en países como el nuestro parecen arrogantes dueños y señores de la desgracia cotidiana.
Nuevamente las hordas laboristas proclamaban a los cuatro vientos y hasta el mismo cielo, las consignas añejadas y aprendidas de las gestas revolucionarias de antaño. Grupos de mujeres, hombres y niños demostraban una vez más que la lacerada y casi sangrante –en sentido metafórico-clase obrera, aún cuenta con una vanguardia, compuesta por tan diversos como dinasauricos líderes y dirigentes.
Luego de muchas experiencias vividas, las marchas conmemorativas en nuestro país, tales como la del 1ro de mayo, se han vuelto en meros ritos cuasi litúrgicos, en donde las bases demuestra, en su mayoría, el desgaste histórico de una lucha que ha rendido pocos resultados para la emancipación de este sector social, que baste mencionar es el mayoritario pero el más expoliado, demostrando una vez más la ironía de la vida y sus vueltas caprichosas.
La historia es un proceso y un proceso de lucha, pero la lucha al igual que todo en este mundo ha de sufrir mutaciones, un proceso continuo de reacomodamiento, en pocas palabras de evolución. Pude ser testigo de un evento que no ha demostrado ser capaz de reinventarse, por muchos motivos y múltiples factores. Sin embargo creo que sostener la parafernalia de ilusiones y cúmulo de utopías no es válido ni justo para la misma clase obrera que en búsqueda de su reivindicación ha caído en una auto-enajenación cuya principal consigan era precisamente lo contario. Como soldamos de plomo, o filas militares, marchaban las personas, repitiendo consignas y levantando pancartas, de manera autómata y poco motivada, a excepción de dos o tres bloques que presentaron bases exacerbadas en sus ideales reaccionarios, la demás masa del pueblo caminaba hacia el embrutecimiento cotidiano de “marchar por conmemoración”.
Muchas son las luchas y diversas las trincheras, pero cada lucha debe estar pensada, dirigida y planificada para objetivos reales, que aunque se alejan de las consignas poéticas se traduzcan en hechos concretos y no en triviales quimeras de subasta.
Las plataformas políticas del país, han carecido de ofrecer opciones puntuales a sectores que conforman esta convulsa sociedad, y mucho menos han sido capaces de elaborar cronogramas que observen las problemáticas nacionales con sus múltiples aristas. Sin embargo y debido a la coyuntura electoral que nos acontece, el problema no es solo de los “otros”, sino de cada uno, por la irresponsabilidad de “dejar hacer, dejar pasar”, a cuanto aspirante a político se le ocurre.
La manifestación del primero de mayo, no puede carecer de aquellos errores reticentes de los cuales ha sido victima, y aunque el objetivo no es “negativizar” las manifestaciones populares-situación que en muchos casos lo logran hacer solas- si es necesario comprender algunas de las debilidades de las mismas.
El vandalismo presente nuevamente como una forma reprimida y frustrada de generar “cambios”, o al menos de hacer valer un sentimiento “anti-sistémico”; esos que muchas veces rozan con la infantiloide creencia de generar una revolución en medio de la nada, continúan engendrándose dentro de la esquemática receta del pasado.
Muchos de ellos respondían “las calles son del pueblo”, y efectivamente son del pueblo, pero se les olvida un pequeño e importante detalle…son de TODO EL PUEBLO. Y no solo de aquellos que han creído encontrar la luz de la emancipación intelectual y reaccionaria.
Bajo la consigna trillada y algunos otros ejemplos del hemisferio, se han tomada la tarea de divulgar “mensajes” carentes de más contenido que el de las vulgaridades y escazas consignas profundas, sesudas y revolucionarias. Y peor aún, con la arrogante creencia de que así cambiaran las cosas, no dudan en defender a toda costa el “derecho” de pintarrajear creyéndose Picasso y Rembrandt las paredes, portones, puertas y banquetas de cualquier lugar en donde la “revolución del pueblo” llama a cumplir con el deber revolucionario.
No debemos olvidar la “grave” ofensa que para estos personajes significa “criminalizar” las marchas, la pregunta clave es ¿Por qué será? No habrá de alguien que comparta esas someras manifestaciones de fervor revolucionario –o más bien reaccionario- y aunque siempre las respetaré, no las apoyaré. Pues al final del día son “acciones” de alcantarilla, y hago esta alusión porque justamente ahí ira a parar el agua que se llevará esos “valientes” actos de rebeldía.
Más allá de un solo elemento, aún nos queda lo de mayor importancia, la claridad política de las masas que acuden fervientemente a estas demostraciones de reivindicación popular, y lo digo sin el mayor afán de menospreciar o satirizar la intención que muchos de los presentes aún imprimen en cada paso, en cada palabra o en cada consigna que con el mayor cúmulo de esperanza vislumbran en el porvenir de la masa obrera y de pueblo en general.
Sin embargo las manifestaciones reivindicativas son “express”, de corta duración o de poca profundización, y esto nuevamente responde a múltiples factores y problemas –lo menciono para que mis detractores o colegas tenga un festín de discusión- pero no se puede justificar la carencia con la ignorancia, pues al final de cuentas tan solo sería un excusa, un monumento a la mediocridad.
Como siempre digo, palabras vienen y palabras van, pero al final la lucha queda igual. Y es justamente por esa razón, que deben estar constantes las autocríticas –que distan mucho de las críticas venenosas, aclarando eso por aquello de las malas intenciones- para clarificar el sendero, sincronizar los esfuerzos y dirigir las luchas, en un intento más de consolidar las masas en una lucha con posibilidades reales y cuyo objetivo no sea únicamente figurar en la televisión.
Por una reivindicación cotidiana del sector obrero y del pueblo en general, debemos recordar a los predecesores de las gestas históricas con esfuerzos, concesos y luchas fieles, no solamente con días festivos, consignas añejadas y falsos patriotismos.
Por tal motivo es necesario exacerbar las bases populares, pero no con mentiras y patrañas enlatadas, sino con argumentos y enseñanzas, con liderazgos jóvenes y capaces, con mentes abiertas, con genialidades que sean capaces de comprender que el mundo ha cambiado en los últimos 30 años y aunque los problemas también se han recrudecido es necesarios fortalecer la vanguardia con nuevas ideas, nuevos esfuerzos y nuevas expresiones de lucha.
Por las y los trabajadores de Guatemala y el mundo, que la mejor predica sea el ejemplo y la mayor fuerza la voluntad de los obreros!

Post scriptum: Al igual que la luchas las ideas se enfrentan a oposiciones y contraposiciones, las cuales serán bienvenidas si poseen argumentos y carecen de ofensas.

miércoles, 20 de octubre de 2010

¿Arte? o ¿Lucha?


La interrogante que da titulo al presente escrito es producto de una de las múltiples reflexiones a la cuales la mente es sometida en cada marcha del 20 de octubre.

Aunque son múltiples los elementos que pueden obtenerse de este tipo de acontecimientos, me circunscribiré puntualmente al contenido de uno de los tantos “grafitis” que esbozaron quienes conmemoraron la revolución de octubre de 1944.

El debate sobre espacio público, su definición, su regulación y sus dimensiones físicas son temas de polémica, adicionaremos entonces la variable “cuidado” del espacio público. La sexta avenida esta pasando por un proceso de transformación, de la cual existen diversas posturas al respecto sobre los impactos positivos y negativos que esto acarrea.
La reubicación de las ventas informales, el mantenimiento del ornato y la adición de algunos elementos particulares como esculturas varias.

Como era de esperarse el recorrido de la marcha del 20 de octubre sufrió algunas variaciones en la ruta establecida, encaminándose por la 7ma. Avenida, y no así sobre la 6ta. Avenida hasta culminar en la Plaza de la Constitución. Existía una cierta incertidumbre sobre los efectos pintorescos de los cuales la 6ta Avenida podría ser sujeto por parte de algunos miembros de la marcha. Tal y como las previsiones señalaban la sexta fue el lienzo público sobre el cual algunas personas decidieron hacer pintas con mensajes de protestas ante la situación nacional.
Continuando con la tradición las pintas que se pueden observan en la sexta son:
“Mc mierda” (en clara alusión a una cadena de comida rápida), “Mientras haya pueblo, habrá revolución”, “Arzú fascista”, “La sexta no es burguesa, es del pueblo” y “lucha de clases”, entre muchas otras.

Existen algunos elementos artísticos que colocaron recientemente en el Paseo de la Sexta; son unas curiosas formas felinas con acabados pintorescos bastante particulares; pero el objetivo de estas líneas no es hablar sobre formalismos técnicos, sino de establecer de manera comparativa el análisis que algunas personas dejan expresar a través de sus consignas.
Más allá del daño al que la propiedad pública y privada fue objeto mediante intimidaciones e insultos por parte de algunas personas, me referiré puntualmente a la dicotomía entre “arte” y “lucha” en la siguiente manera:
Sobre una de las esculturas que se coloco en la sexta avenida, una persona escribió: ¿ARTE?
En clara y deliberada interrogante sobre si ese particular objeto podía ser considerado como arte, ante lo cual se cuestiona, adicionando otros elementos concretos, la clara oposición al cambio sufrido en la sexta avenida, cuyos matices ideológicos resaltan a simple vista, tomando como complemente los demás mensajes impregnados en las paredes de la sexta avenida y adunado a la conmemoración que se realizaba el día de hoy.

Quienes ostentan la verdad absoluta en torno a que si la colocación de unas figuras felinas o esculturas abstractas son consideradas arte o no? Y justamente de ese deterioro premeditado hacia estos objetos surge la interrogante, quizá lacerante para algunos, sobre si la modalidad de pintas o grafitis representan formas de “lucha”.

“La sexta es del pueblo”….una de las consignas pictóricas que más llamo mi atención en el sentido de…¿quién o quienes son el pueblo? ¿Quiénes ostentan el privilegio de conformar la vanguardia popular? …Pues siendo coherentes con estas ideas de inclusión…SOMOS TODOS…el pueblo es el oficinista, el trabajador, el agricultor, el estudiante, el taxista, el chiclero, el burócrata, el empresario, el lustrador, el camionetero….SOMOS TODOS…entonces porque se adjudican de manera “heroica” la voz popular para reclamar la “des” privatización de la sexta avenida.

¿Por qué será que una de las acciones más recurrentes es el deterioro y perjuicio premeditado y deliberado del espacio público? Definitivamente existen males estructurales en nuestra sociedad; es correcto que la pobreza es uno de los peores indicadores en nuestro país….pero ¿será acaso que con una pinta o grafiti que diga “pan para el pobre” se acabaran dichos males?

¿Son estas formas legítimas para encarar procesos emancipadores?, ¿serán estas las mejores formas para encarar procesos revolucionarios que se siguen conmemorando pero que no se han podido traducir en una praxis política y social?
Para aquellos que consideran que las pintas son una forma de lucha, el argumento de la temporalidad limitada será el acabose de su sustento, porque su lucha terminará de manera fugaz con una “repintada” a las paredes pintarrajeadas.

Las pintas pueden ser en todo caso una mera forma de expresión “artísticas”….(igual que esas formas abstractas de arte, esas piezas felinas con colores psicodélicos o cualquier otra expresión de la mente humana) pero no una forma de una lucha social y política trascendental y menos cuando estas pintas se hacen dañando el espacio de TODOS Y TODAS, a través de intimidaciones y los infaltables insultos que son victimas aquellos que no desean que en sus paredes se enarbole un eslogan como “Lucha de clases”.

Este al igual que otros elementos, responden más a variables emotivas, que a planteamientos concretos, con una traducción a acciones en el plano social, cultural económico pero ante todo político para el cambio estructural al que Guatemala debe encaminarse.
Como sujeto en particular tengo derecho (al igual que las personas que pintaron en las paredes) a la libre expresión siempre y cuando esto no dañe, perjudique o violente las libertades y derechos de los demás….lección aún pendiente de aprender en nuestra sociedad.
Como diría un viejo proverbio…”el fuego no se combate con fuego”, la intransigencia de un burócrata que para algunos es considerado “fascista” no se puede combatir con la misma o mayor intransigencia e intolerancia al momento de dañar elementos que a la postre pueden ser para beneficio popular. Por ejemplo rescatar espacios públicos para la recreación del guatemalteco, quizá así dejemos de enclaustrar a la gente en recintos comerciales, a falta de espacios públicos de recreación y divagación cultural.

Arte o lucha. Innovación o costumbre. Lucha integral o escaramuzas temporales.
Dicotomías que debemos analizar de manera sesuda y racional, no reaccionaria y emotiva. Esta fue tan solo una de las tantas variables que podemos traer al debate de un hecho concreto, de un evento en particular, de una larga lista que esperan el papel y el lápiz para ser analizadas, pero ante todo prácticas reales concretas para ser modificadas.

Al final de cuentas la idea central, es la replicación de ideas, la generación de un debate pero ante todo la pronunciación de propuestas……siempre queda la puerta abierta para las opiniones.