sábado, 26 de mayo de 2012


La incomprensible pero tentadora compañía de las letras

Hace ya algunos años que empecé con la curiosidad y una pasión, para aquel entonces, recién descubierta, la cautivadora pasión por escribir.  Aunque la monotonía de la vida cotidiana puede esclavizarnos con compromisos, tareas u obligaciones, siempre se encuentra tiempo para realizar esa tarea de satisfacción personal.  Escribir…para muchos implica una laboriosa y no remunerable tarea del sujeto pensante, pues en un mundo tan ajetreado y comercialmente fugaz, las reflexiones más parecen tarea de semidioses que de simples mortales que buscan, a través de las diversas expresiones literarias, compartir una idea o polemizar en torno a diferentes problemas. Entiendo problema como algo cotidiano y no necesariamene un ejercicio de metateorización, como muchos creen.       
Volviendo la vista atrás, al ver algunos escritos con fechas pasadas significa nostalgia por los tiempos en que la escritura era una faena casi cotidiana, pero también una satisfacción al ver como el proceso de crecimiento biológico de toda persona, lleva implícito un sentido de maduración ideológica, personal y profesional. 

Con el auge que han tenido diferentes redes sociales, de diferente tipo y con grupos objetivos muy diversos, el escribir se ha vuelto una acción tan fácil pero a la vez tan vacía; y es que no defiendo una represión de la expresión, pero tampoco abogo por una simple impresión de caracteres virtuales para expresar ideas poco coherentes o hasta ofensivas.   

Al estar con tanta letra que fusionadas crean palabras, los temas que he de llevar a la palestra son tan diversos como infinitos, pero valga enfatizar que el presente y breve escrito es para expresar, o al menos plantear, como la incompresible pero tentadora compañía de las letras es lo que sirve de motivación para algunos de nosotros, para apropiarnos de espacios, aunque sea digitales, y llevar a cabo una tarea creadora: escribir.  Y lo hacemos no porque estemos cegados con el mito de la razón absoluta, sino como un intercambio enriquecedor de ideas con personas que poseen diferentes paradigmas. He así pues, que espero retomar el papel y pluma (teclado qwerty) para lanzar ideas y aceptar críticas, como bien se bautizó el espacio donde ahora nacen estas palabras. Desde ese lugar, único, llamado Guatemala.